Chantas y trabajadores, democráticos pero transgresores de la ley, Maradona y Favaloro... La característica compartida hoy por la mayoría de los argentinos es la contradicción. Un reflejo de nosotros mismos, con sus más y con sus menos.
Hay algo que está claro: doscientos años de historia no nos han alcanzado hasta hoy para definirnos. Salvo que elijamos como definición la que dice que somos esencialmente contradictorios, nos sentimos de todas las maneras posibles. Somos honestos y deshonestos, alegres y tristes, solidarios y egoístas, trabajadores y chantas. En definitiva, argentinos hasta la médula.
Así, al menos, lo refleja la encuesta realizada para Clarín por el estudio Graciela Römer y Asociados, que indagó por el país entre argentinos de 18 a 70 años buscando respuestas a una pregunta tan básica como saber quiénes somos, y cómo somos, los argentinos que hoy estamos celebrando los doscientos años de una historia común, tan contradictoria como nosotros mismos, tan rica como nosotros mismos, tan apasionante como nuestra gente.
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