La institución del Día del Estudiante en coincidencia con el Día de la Primavera no es un mero capricho del destino ni del azar, sino una justificada unificación de dos fechas con un mismo marco: la celebración por la renovación y la creatividad, de la naturaleza y del espíritu humano.
Detrás de las celebraciones y el jolgorio, sin embargo, subyace una cuestión más profunda que no debe perderse de vista: la renovación de un compromiso, de una responsabilidad asumida con uno mismo, con el país y con las generaciones venideras, en tanto y en cuanto el estudiante representa, desde su propia concepción y por sus objetivos y razón de ser, el futuro del pueblo que lo está educando.
En su día, que las celebraciones del presente no tapen el compromiso con el futuro.
¡FELIZ DÍA DEL ESTUDIANTE PARA TODOS LOS ALUMNOS DEL INSTITUTO!
Vaya este homenaje compartiendo las ocurrencias de estudiantes “fuera de serie”…
Históricamente, a los estudiantes se les han dedicado numerosas poesías y canciones, por ejemplo esta que simboliza el espíritu de este día. Está escrita por Francisco García Jiménez, Ernesto Galeano y Carlos Guastavino, y dice así:
Canción del Estudiante
¡Estudiantes!... Alcemos la bandera
que ilustraron los próceres de ayer
y florezca a sus pies la primavera
del amor renovado en nuestro ser.
¡Y echen a vuelo el nombre de estudiantes,
en bronces de romántica emoción,
los que lo son, los que lo fueron antes;
los que por suerte, tienen de estudiantes
para toda la vida el corazón!
Brisa que riza el Plata, zonda de andino tope,
tibio aliento del norte, racha del Sur...
¡Lleven los cuatro vientos, en su galope,
esta canción que canta la juventud!
Almas y voces juntas, manos entrelazadas;
honda fe de argentinos y un mismo afán;
ansias de noble ciencia nunca saciadas,
ojos puestos en rutas, en rutas del más allá.
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