Estimados Colegas:
En las puertas del Tercer Milenio la educación y las escuelas católicas se encuentran ante nuevos horizontes lanzados por los contextos socio-cultural, y político. En especial de la crisis de valores, del relativismo moral y del nihilismo.
Los raudos cambios estructurales, las innovaciones técnicas y la globalización de la economía repercuten en la vida del hombre.
Nuevas necesidades para nuevos contenidos. Nuevas competencias y figuras educativas. Educar hoy, resulta especialmente difícil.
Por ello, más que nunca, estamos llamados como escuela católica a un “renovación profunda y valiente”.
Por ello vaya para ustedes primero un “profundo y sincero agradecimiento” por el cariño inmenso que depositan cada día en su vocación profesional, en la preocupación constante por la formación integral de nuestros alumnos, por el empeño y los esfuerzos permanentes de hacer cada día por la educación una tarea privilegiada, una misión constante y un re-inventar cada día la novedad del aula.
Deseamos con todo el corazón que puedan seguir encontrando una Dirección de puertas abiertas, de que estamos para “servirlos” compartiendo cada momento y siempre que lo necesiten. Queremos juntos comulgar la hermosa y desafiante tarea de educar y formar hombres y mujeres que serán en el presente y el futuro los nuevos servidores y transformadores de esta sociedad, personalidades fuertes y responsables preparados para la vida
Profundizar los conocimientos investigativos y científicos para una sólida formación humana y cristiana. Extendernos hacia el “afuera”, procurar como hoy lo demanda la sociedad el permanente intercambio de nuestra Institución con el otro, con los demás, con el medio; nos permitirá una cosmovisión más entera y crítica de nuestra educación. Tratar de estar actualizándonos, generando espacios de encuentro con los demás serán tareas que acompañaremos con especial mirada y vigilancia.
No quería terminar sin un pedido: recemos por nuestra Escuela, esa escuela que se aloja en el corazón de cada uno de nosotros. Vamos a darle también esa fuerza de Jesús para que sea El quién la conduzca y Su sabiduría la instruya para los buenos y mejores puertos del espíritu, de la mente y del corazón.
¡¡¡Que pasen de nuestra parte, unas muy Felices, merecidas y reparadoras vacaciones!!!
Padre Leonardo Montero
Director Nivel Superior
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